“La pintura es como una droga, me gusta y me entusiasma, se me pasa el tiempo volando, empiezo un cuadro y no puedo parar hasta terminarlo”.
Eloy Manzano Calderón vecino de Monesterio, a sus 83 años expone por primera vez sus cuadros en una exposición titulada “Recuerdos de mi vejez”. Una colección de 57 obras que se podrán visitar hasta el próximo 7 de agosto.
En una entrevista concedida a este medio visitamos a Eloy en su casa, y le invitamos a contar su historia. Esta es la historia de un pintor tardío, de un artista escondido, de un alma joven, de un don innato.
Nuestro protagonista comienza su relato recordando su juventud trabajando en el campo, como un accidente de moto lo apartó temporalmente de sus labores, y como tras la recuperación se quedó con el negocio familiar, el “Estanco Manzano”. De todos modos, Eloy reconoce que nunca se apartó del campo por completo, nos cuenta que seguía arreglando el ganado y que durante un tiempo fue comisionista.
En la vida de Eloy, aunque en un segundo plano, la pintura siempre estuvo presente, reconoce haber pintado con las acuarelas y los lápices de colores de sus hijos, y recuerda tener la costumbre de garabatear en todos los papeles que caían en sus manos. Sin embargo, no fue hasta hace 4 o 5 años cuando comenzó a pintar cuadros.
La casualidad quiso que Eloy hace unos 5 años decidiera apuntarse a un curso de pintura que se impartía en el pueblo, y durante unos meses acudió a clases una vez por semana. De aquellas clases admite que no le dio tiempo a aprender mucho, pero eso no ha sido impedimento para que Eloy haya pintado más de un centenar de cuadros.
Entre sus relatos, Eloy hace referencia a Manolo Bayón, pintor de Monesterio, que según nos cuenta lo anima mucho a pintar y mostrar sus obras. Los dos amigos han intercambiado cuadros, así Eloy tiene su propio retrato pintado por Manolo.
Entre sus obras nos llama la atención como Eloy crea sus propias versiones de cuadros de Manuel Bayón, entre los que nos enseña una obra que hizo a partir de un cuadro que muestra el hogar de los pensionistas de Monesterio. Y se atreve incluso a versionar importantes obras de pintores famosos como Goya.
Los vecinos de Eloy también están es sus retratos, nos cuenta que cuando salen en el periódico el mira la foto y los pinta, y nos enseña su blog de dibujo en el que podemos observar los retratos de varios monesterienses, destacando el retrato de Eduardo Naranjo, reconocido pintor local o el propio alcalde Monesterio.
Eloy ha pintado a sus hijos, a sus nietas, y ha regalado diferentes cuadros a todos los miembros de su familia, sin duda dejará una herencia de gran valor sentimental. Sus nietas Irene y Claudia nos cuentan que tienen elegidos los cuadros que quieren quedarse, e incluso le llevan al abuelo fotografías y láminas a partir de las cuales él les pinta el cuadro que ellas quieren.
Aunque Eloy insiste una y otra vez que sus cuadros no son importantes y no pensaba que mereciera estar en una exposición, cualquiera que visite las obras expuestas durante estos días en la sala de exposiciones de la Casa de la Cultura, puede comprobar el don que Eloy posee.
A pesar de su edad y de su tardía vocación hacia la pintura, Eloy es capaz de crear hermosas obras, que le hacen pasar su jubilación de manera activa y entretenida, “se me olvida todo cuando estoy pintando, hasta los dolores” y es que Eloy dedica a pintar varias horas al día.
Él mismo reconoce que “la pintura es como una droga, me gusta y me entusiasma, se me pasa el tiempo volando, empiezo un cuadro y no puedo parar hasta terminarlo”, y explica que “es como cuando lees un libro y el capítulo es tan interesante que no puedes dejarlo”.
Terminamos esta entrevista admirando las capacidades de Eloy y pensando cual hubiera sido la historia si este artista escondido hubiera cogido el pincel con 15 años.