Una artroplastia de rodilla es una prótesis, en la cual mediante este implemento médico se reemplaza una articulación en mal estado por este elemento postizo compuesto por un componente femoral, otro paretal y otro tibial.
En Extremadura hay un
hospital en Don Benito en el cual los doctores Diego Aranguren y Tomás Pérez del Servicio de Traumatología realizaban por primera vez en la región esta intervención de prótesis de rodilla navegada mediante el sistema Exatech GPS con un resultado muy satisfactorio.
La artroplastia de rodilla es uno de los inventos de la ortopedia en el cual los resultados quirúrgicos son superiores al 95% a 10 años, es decir, el paciente puede llevar una gran calidad de vida con altas posibilidades de éxito.
El proceso consiste en reemplazar la articulación afectada por una prótesis que mantenga la funcionalidad y movilidad de la rodilla, pudiente así la persona intervenida una vida normal sin dolor ni otras alteraciones. Para ello se utiliza apoyo informático para una mayor precisión a la hora de realizar los distintos cortes y una colocación final más exacta de los distintos componentes.
Las principales indicaciones para realizar una artroplastia de rodilla son cuando el paciente tiene mucho dolor y mucha limitación en los movimientos. El dolor, por el cual se puede considerar a la persona a ser candidata a este proceso, se puede medir por el número de veces que tiene que tomar al día analgésicos para calmarlo y la limitación según la capacidad que tenga para caminar normalmente la persona, es decir, si no es capaz de andar de seguido más de 100 o 150 metros por la rodilla se puede considerar que hay que realizarle este reemplazo articular.
En cuanto a los riesgos de esta cirugía son mínimos, no hay más allá de los propios de la anestesia o cualquier infección derivada del proceso. Además es importante que no se produzca un rechazo de la prótesis, que complicaría el proceso. Menos habituales sería una tromboflebitis, que es una inflamación de las venas que puede llegar a producir coágulos. También en algunas ocasiones se podrían dar inflamaciones en la piel.
La recuperación después de una prótesis de rodilla es bastante sencilla, ya que el paciente no hay que inmovilizarlo, solamente lleva unos vendajes y al segundo o tercer día de la intervención ya podría comenzar a caminar con ayuda y apoyando completamente la pierna. Tras continuar el proceso de recuperación guiado por los médicos y si todo se encuentra bajo normalidad, el paciente podrá realizar actividades normales como caminar, senderismo, natación, bicicleta, gimnasia o baile, siempre con cuidado y de menos a más, sin forzar la maquinaria hasta límites que pudieran ser contraproducentes por el abuso al sentirse cómodo con la prótesis, que podrían provocar daños. Siempre habría que evitar actividades como rugby o baloncesto por el alto número de encontronazos y otros deportes como tenis, balonmano o fútbol debido a que implican ir corriendo a gran velocidad con muchos giros de rodilla. Estos últimos con cuidado se podrían realizar, pero nunca compitiendo al 100%, de ser así mejor evitarlo.